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Por Danila Blanco Travnicek, Coordinadora de Prácticas Profesionales con Impacto de Ada ITW

Hoy en día, no queda otra que reconocer que ya no vivimos más bajo un paradigma donde la realidad es simple y los resultados de las decisiones que tomamos, predecibles. Ya no podemos hablar de acciones lineales, con causas y efectos determinados, donde si “a” entonces “b”. Por ende, este mundo VICA en el que vivimos demanda el desarrollo de determinadas habilidades y actitudes para poder hacerle frente.

¿Yo vivo en un mundo VICA?

Si día a día notas que es difícil mantener una rutina porque los cambios en el contexto son constantes y cada vez más impredecibles, vivís en un mundo Volátil. Si te das cuenta que lo que sabés es cada vez más insuficiente para predecir qué es lo que sucederá luego, vivís en un mundo Incierto. Si de a poco vas cayendo en la cuenta de que todo está interconectado y las cosas definitivamente no son tan simples como nos enseñaron, es porque sos parte de un mundo Complejo. Si de vez en cuando la falta de información y de claridad sobre lo que sucede dificultan tu toma de decisión, es porque estás en un mundo Ambiguo.

Por lo tanto, sí, vivimos en un mundo VICA.

Ahora bien, ¿qué habilidades demanda este contexto? Siempre ha sido importante desarrollar las habilidades hard, es decir, manejar hábilmente conceptos de programación o de ingeniería que hacen foco en el eje de lo lógico-matemático. Sin embargo, este mundo VICA demanda potenciar y fortalecer aquellas habilidades soft: actitudes, aptitudes y formas de desenvolverse vinculadas al trabajo en equipo, liderazgo, oratoria, interculturalidad, pensamiento crítico o creatividad. Según el Informe sobre el Futuro de los Empleos del Foro Económico Mundial, dentro de las habilidades “must have” de los próximos 5 años, destacan: el pensamiento analítico, la innovación, resiliencia, resolución de problemas complejos, iniciativa, liderazgo, uso, monitoreo y control de la tecnología.

Es decir, un gran cocktail de habilidades blandas y duras.

Entiendo que estamos en un mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo, donde ser expertos en cuestiones hard ya no es suficiente, la formación de hoy en día debe equilibrar ambos pilares y brindar una educación que se esfuerce en construir equilibradamente lo duro y lo blando.

En estas bases se fundamenta el programa de Prácticas Profesionales con Impacto (PPI) de Ada ITW, un gran ejemplo de cómo una formación educativa puede hacer que lo blando y lo duro converja.

Tras 9 intensos meses de formación en programación y tecnología, con talleres y seminarios sobre temáticas oportunas como metodologías ágiles y escritura de CV,  las egresadas de Ada ITW tienen la posibilidad de ser parte de un proyecto de desarrollo de una web para una organización sin fines de lucro. En las experiencias de Práticas Profesionales con Impacto, un equipo de 3 egresadas hace sinergia con 3 mentores voluntarios, programadores y desarrolladores que actualmente trabajan en el mundo IT y una ONG que no cuenta con los medios para invertir en una web, para que su impacto pueda ser contado.

Es entonces en propuestas como las PPI donde ese equilibrio entre lo duro y lo blando sucede.

El desarrollo en equipo de una web para una ONG, por un lado, pone en juego habilidades técnicas cómo saber deployar, armar una sección interactiva o programar un formulario de consultas. Por el otro, articularse con compañeras y mentores, facilitar reuniones, resolver creativamente situaciones inesperadas, tomar la iniciativa y proponer nuevas formas de presentar la información de acuerdo a lo expresado por el cliente (la ONG) o bien pensar en la tecnología con fines sociales, desarrolla aquellas habilidades blandas necesarias para surfear el mundo que nos toca vivir hoy.

Este mundo, no es nada más y nada menos que uno que propone reinventarse y saber balancearse entre lo hard y lo soft.

 

¿Querés sumarte como voluntarix de las Prácticas Profesionales con Impacto? Te invitamos a que te postules acá.

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