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Conmemorar el Mes de Lxs Trabajadores requiere no sólo observar el hecho histórico, que determinó el origen de los derechos laborales, sino también, tener una mirada con perspectiva de género para no perder de vista las brechas entre hombres y otros géneros, en cuanto a igualdad en el mercado laboral, tanto en el sector público como privado.

El Día Internacional de Lxs Trabajadores tiene su origen en Estados Unidos, tras “la sangrienta represión que sufrieron los obreros de la fábrica McCormick (Chicago, Estados Unidos), durante varios días de abril y mayo de 1886. Aunque se logró reducir las horas laborales, aún existe una gran brecha de género en la empleabilidad.

Si bien es cierto que durante las últimas tres décadas las mujeres consiguieron, como nunca antes, ocupar espacios de toma de decisiones y revolucionar los espacios de trabajo al obtener una mayor participación, la realidad es que las posibilidades no han sido equitativas entre ellas. “Existen todavía brechas económicas, altos indicadores de violencia de género y una participación limitada de las mujeres en espacios de toma de decisiones (Cepal, 2014; ONU-Mujeres, 2012; UNIFEM, 2009; Banco Mundial, 2013 a; Naciones Unidas, 2009), citado en (BID, 2021).

En la actualidad coexisten grandes diferencias económicas, políticas, culturales, sociales, educativas, que impiden la igualdad de oportunidades entre mujeres. El empleo femenino en América Latina y el Caribe, por ejemplo, ha vivido cambios positivos a lo largo del siglo XXI. “Para el año 2000, la participación laboral de las mujeres en la región representaba el 52,1% y en 2019 llegó a ser 58,2%; sin embargo, el escenario de las mujeres latinoamericanas no es homogéneo, hay grandes diferencias en los indicadores de participación laboral entre países, grupos e incluso poblaciones” (BID, 2021).

Esto se agravó aún más en los últimos tres años, durante la aparición de la pandemia COVID-19, en donde la pérdida de empleos fue abrumante, más aún para las mujeres, siendo ellas las que más puestos de trabajo tuvieron que abandonar, porque son quienes más trabajo doméstico y de cuidado no remunerado ejercen. Según el Observatorio Laboral COVID-19 del BID, en América Latina y el Caribe, se perdieron más de 31 millones de empleos durante la pandemia. “Las mujeres perdieron más empleos que los hombres y están tardando más tiempo en recuperarlos” (BID, 2021).

A pesar de que la pandemia COVID-19 produjo pérdidas de empleo, también potenció el trabajo remoto, aunque las oportunidades no son iguales para todas las mujeres, debido a las diferencias educativas y económicas, y también, porque son ellas quienes presentan mayores brechas en habilidades digitales, en conectividad y uso de la tecnología. No obstante, es el área digital el que les está permitiendo crecer laboralmente, ya que se presenta como una alternativa viable para el trabajo a distancia, no solo porque las competencias digitales se empiezan a exigir en el mercado laboral, sino también, porque les permite realizar otras actividades como el cuidado de sus hijxs y hogares.

De este modo, se genera un gran desafío, no solo para las mujeres, sino también para las organizaciones, ya que deben brindar un escenario que promueva el empleo femenino con garantías y oportunidades de capacitación tecnológica que garantice el crecimiento económico. “La paridad de género en las nuevas contrataciones y el avance equitativo siguen siendo problemas predominantes en todas las industrias y roles. En tecnología, las disparidades son aún más pronunciadas: si bien las mujeres obtienen aproximadamente la mitad de los títulos de ciencias e ingeniería, representan menos del 20 por ciento de las personas empleadas en estos campos; cuando se trata de avanzar en roles tecnológicos, solo 52 mujeres ascienden a gerente por cada 100 hombres” (Mckinsey & Company, 2023). 

En este contexto, y como ya lo había expresado años atrás la ONU Mujeres para América Latina y el Caribe, es necesario “poner el empoderamiento económico de las mujeres en el centro de la agenda pública, si el objetivo en la región es erigir economías no solo más prósperas y resilientes, sino también más igualitarias. Quienes tienen a su cargo la formulación de políticas enfrentan un doble desafío: proteger las conquistas en materia de igualdad de género frente a la desaceleración económica y continuar superando los persistentes obstáculos que se interponen al empoderamiento económico de las mujeres” (ONU Mujeres, 2017).

 

Referencias bibliográficas:

Banco Interamericano de Desarrollo, BID. (2021). La gran oportunidad: De la crisis a la transformación del empleo femenino. https://publications.iadb.org/es/la-gran-oportunidad-de-la-crisis-la-transformacion-del-empleo-femenino. Recuperado 3 de mayo de 2023.

Mckinsey & Company. (2023, 11 de mayo). El camino hacia la paridad para las mujeres en tecnología. https://www.mckinsey.com/featured-insights/themes/the-road-to-parity-for-women-in-tech. Recuperado 19 de mayo 2023.

ONU Mujeres para América Latina y el Caribe. (2017). El progreso de las mujeres en América Lanita y el Caribe. https://lac.unwomen.org/es/digiteca/publicaciones/2016/12/el-progreso-de-las-mujeres-america-latina-y-el-caribe-2017. Recuperado 19 de mayo 2023.

 Escrito por: Francia Botero

Fotografía: Bruce Mars, (6 de marzo de 2018). Disponible en: https://unsplash.com/es/fotos/FWVMhUa_wbY

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