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Por Micaela Bordes para Ada ITW

Sabemos que la tecnología está tan inmersa en nuestra cotidianeidad que no sorprende que los niños formen parte de ella desde edades muy tempranas. Como toda herramienta debe ser usada de manera responsable y cautelosa para poder sacar el mayor provecho y exprimir sus beneficios. En este artículo se detallarán ventajas y desventajas del acceso a internet en una edad temprana, estadísticas al respecto y la presencia de la brecha de género en este medio.

Un estudio hecho por UNICEF en el año 2017 demuestra que jóvenes de entre 15 y 24 años son los más conectados a nivel mundial. El 71% de este grupo se encuentra en línea a comparación con el 48% de la población total.

El acceso a internet es considerado fundamental y un recurso de mucha rentabilidad.

El ámbito donde más impacto genera es en la educación y nuestro ejemplo más reciente es la pandemia que atraviesa el mundo desde marzo del 2020. Esta ocasionó que muchos chicos se alejen de sus escuelas pero no de las instancias educativas y de aprendizajes. Otro beneficio (que no solo repercute en los jóvenes, sino en todos los grupos de edad) se aprecia en el marco económico, ya que el acceso a internet ofrece la posibilidad de búsquedas laborales alrededor de todo el mundo y en todos los rubros existentes.

Sin embargo, también existen ciertos peligros a la hora de utilizar esta herramienta. El nivel de conectividad ha generado un aumento en los últimos años en la difusión de imágenes, la perdida de intimidad y las redes de explotación infantil. Es importante recalcar la necesidad de más medidas preventivas y de seguridad que filtren este tipo de actividades.

Esto debe ir acompañado sí o sí de espacios de confianza e información generados en los hogares para que los niños sepan y entiendan que ante una situación de peligro deben recurrir a un adulto y no solo a sus pares como suele ocurrir.

Ahora bien, no se puede hablar de ventajas y desventajas del uso diario del internet sin mencionar las posibilidades de acceso al mismo. A nivel mundial, UNICEF ha detectado que el 29% de los jóvenes no está en línea. El mayor porcentaje proviene de los jóvenes africanos con un 60% a comparación de un 4% de europeos que no se encuentran conectados. Este no es solo un problema de acceso, también se involucran otros factores como el carecer de aptitudes tecnológicas o hablar idiomas minoritarios que no se encuentran reflejados en línea. Por supuesto que estos números no hacen más que evidenciar las diferencias socioeconómicas de las regiones y la importancia de ofrecer más recursos a aquellos países más desfavorecidos.

En Argentina, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) registró para el cuarto trimestre del 2019 que el 82,9% de los hogares contaban con acceso a Internet (y que solo el 79,9% lo utilizaba) mientras que el 60,9% tenía acceso a una computadora, siendo el 41,4% el que utilizaba una.

Sin embargo, tener internet no significa necesariamente poder mantener la conectividad.

Para una instancia de educación a distancia pertinente se necesita una computadora por alumno y una conexión de banda ancha que garantice la efectividad.

Por último, una consideración a tener en cuenta (y que se puede observar en el gráfico de arriba) es la disparidad del uso de internet, celular, computadora, etc. que se presenta entre hombres y mujeres.

La brecha de género existe desde el comienzo del uso de las tecnologías y se ve reflejado en las sociedades a medida que van creciendo.

La capacidad no es un factor problemático aquí, sino que en la actualidad todavía se sigue relacionando el uso de la digitalidad con los hombres más que con las mujeres y eso provoca que a largo plazo ellos desarrollen más aptitudes en este ámbito.

La utilización de internet es uno de los tantos factores que afecta a la futura decisión de las mujeres para formar parte de carreras STEM.

Esto sumado a los paradigmas culturales, los juguetes que se compran para cada género desde edades muy tempranas y por supuesto la educación, van marcando una diferencia que afecta de manera directa a las niñas. Estas comienzan perdiendo el interés en materias como matemática o ciencia aproximadamente a los siete años. Para cuando son mayores, este desinterés, la falta de confianza en sí mismas, la falta de modelos a seguir y la menor oferta de sueldos influye en los estudios elegidos por las mujeres y las deja afuera de las áreas donde la tecnología es lo primordial.

Un informe reciente elaborado por J.P. Morgan Argentina y Chicas en Tecnología manifestó que en los últimos 12 meses el interés por las mujeres en carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemática creció muy poco.

Según este estudio del 2020, el 35% de las mujeres que fueron entrevistadas declaró estar estudiando o tener la intención de estudiar una de estas carreras, mientras que un año atrás este número era del 33%. Viviendo en la era de la digitalización, estas cifras deberían ser suficientes para llamar nuestra atención y comenzar a promover igualdad en todo el mundo tanto a nivel económico como social y así poder brindarle a nuestros jóvenes las oportunidades que se merecen.

 

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